Cuenta la leyenda que un rey poseía uno de los animales mas bellos y misteriosos del mundo dentro de su enorme Palacio, un Fénix, el mitológico animal capaz de renacer de entre las cenizas. El problema era que este fénix, por mas bello que fuere, tenía un problema, no podía volar, sus alas eran perfectas, sus pies fuertes; todo estaba Bien, pero le faltaba volar, había perdido la voluntad de volar. Cada mañana el rey se levantaba y salia a los jardines de su palacio con la esperanza de ver el magnifico espectáculo de ver surcar los cielos a su maravilloso Fénix, pero no pasaba tal cosa.
Un sabio de conocida reputación en la ciudad acudió al llamado del rey, para ver de que manera podría solucionar ese problema.
- Es un placer conocerlo su majestad - dijo el sabio.
- El placer es mio, e oído grandes cosas de usted, que es uno de los sabios mas reconocidos en la ciudad
- Pues muchas Gracias - dijo humildemente el sabio sacándose el sombrero para mostrar respeto.
- ¿Quiere un poco de vino?
- No muchas gracias su majestad.
El rey pacto la entrega de cien monedas de oro al sabio si conseguía descifrar porque el ave no lograba levantar Vuelo. Todo quedo pactado y el sabio fue hasta la presencia del imponente ave que se encontraba tímidamente en un rincón de la casa. Los días y semanas pasaron y el sabio pasaba horas y horas con el ave, tratando de descifrar el problema.
Tras muchas pruebas y conjeturas, llego a una conclusión y pidió cita con el rey para manifestarle
su resultado. - El ave es excelente - dijo primeramente el sabio para abrir el dialogo con el rey, que
se encontraba pesadamente postrado en un montón de almohadas de seda color purpura y color vino.
- eso ya lo se...
- pero déjeme hacerle una pregunta su majestad.
- Dígame
- ¿Recuerda cuando el ave era pequeño?
- Si...
- ¿puede describirme que hizo, cuando tuvo a ese hermoso animal por primera vez?
- Era un pichón muy pequeño, y tenía miedo de que se lastime o se caiga y muera, por eso lo encerré hasta que cumplió los tres años en una Jaula de oro.
El sabio permaneció en silencio, digiriendo cada palabra del rey, hasta que finalmente pregunto.
-¿Hace cuanto trata de que vuele el ave?
- 6 meses enteros sin éxito.
Nuevamente el sabio quedo en silencio y solo después de unos instantes, miro al sabio a los ojos y dijo: - Le recuerdo su majestad, que un Fénix renace de entre las cenizas, así es que no va a morir si se lastima, renacerá nuevamente, su ciclo no tiene fin, como el nuestro; lo que debe hacer es soltarlo desde la azotea de su torre, morirá y resucitara nuevamente como pichón días después.
- ¡Pero como se le ocurre!
Grito ofuscado el rey.
- Morirá y junto con el, su miedo y cuando renazca, no lo retenga, déjelo libre, para que aprenda a usar sus alas primero se debe estrellar, ¿o es que usted nació sabiendo caminar?. no trate de cambiar tres años de aislamiento por seis meses de libertad, el ave entendió su mensaje y cree que no debe volar.
Tras la partida del sabio, la mañana del 12 de abril entre las praderas de aquel pueblo, surgió el vuelo de ese maravilloso fénix, luego de que finalmente se estrellara un par de veces.
¿Cuantos somos como el fénix?, ¿cuantos de nosotros tenemos miedo de volar?, ¿te han dicho tantas veces que no puedes que sientes que tienen razón?
Hay veces que las personas, hacen cosas, no con mala intención, pero a veces nos limitan y nos cortan las alas dejándonos eternamente en el suelo, sin poder levantar vuelo.
Mi único consejo que puedo darte es que, jamas, pero jamas negocies con lo que te hace único, tu capacidad de volar mas allá de tus limites.
Que Tengas Un Excelente día
(Cuando yo escribí esto era de noche)
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